La luz se propaga con bastante velocidad. Su velocidad depende del medio en el que viaja. El tiempo que tarda en llegar a los ojos un rayo luminoso es tan pequeño que todavía a mediados del siglo XVII se creía, que la velocidad de la luz era infinita y se propagaba instantáneamente de un punto a otro.
Albert Michelson determina la velocidad de la luz usando el siguiente método. Coloco ocho espejos para formar un prisma octagonal regular, que giraba a una velocidad angular muy grande y el cual reflejaba la luz.
Se identifica con la letra c y en el vacío se considera igual a:
c= 300,000 km/s ó 300,000,000 m/s
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